A veces escuchareis decir a los escritores que sus personajes han cobrado vida, que se han rebelado o que tomaron partido en una historia que estaba planificada con anterioridad. Entonces, dicen, tienen que pensar en otro final, rehacer su historia, y cruzar los dedos para que no decidan cambiarla a tres capítulos del terminar su novela.
Estos son los escritores a brújula, aquellos que no saben muy bien por dónde van, que se sientan a escribir pensando qué harán hoy los protagonistas, qué les deparará ese día su viaje.
Me encuentro entre ellos, me gusta que mis personajes me sorprendan, hagan su vida y tomen sus decisiones. Procuro ser transmisora de sus vidas, de esos instantes que decidieron pasar conmigo, de sus aciertos y de sus errores. Quiero pensar que son libres para elegir su destino.
Los escritores 'brújula' no están locos (o al menos no es una locura insana), simplemente esconden una estrategia, una forma particular de narrar que se acerca a la improvisación, aunque en la mayoría de ocasiones saben (sabemos) muy bien hacia dónde va su historia. A fin de cuentas son ellos los que decidieron, antes de teclear, que ese día su protagonista tomaría otro camino. Quizá lo soñaron... Quizá sus personajes le despertaron en mitad de la noche y le contaron, en murmullos, otra historia más hermosa.
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