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  • Foto del escritorRoseta

La Corporació, de Daniel Tormo

Tres alcaldes, Vicent Noguera, Arturo Febrer y Emili Peris, y tres pueblos imaginarios, la Xènia, Benitassona y la Vall dels Cantals son el punto de partida para esta sátira escrita por Dani Tormo y dirigida por Anna Marí.

Hacía mucho tiempo que no veía una obra de teatro como la que nos deja CRIT. Mientras reía, pensaba en aquel teatro del absurdo que tanto éxito tuvo y que creó escuela. Todo parecía chistoso, reconocible dentro de la política (un tanto absurda) que nos envuelve; también un sinfín de referentes locales que, si bien eran de otros tiempos, todavía nos resuenan y nos traen a la memoria otros mucho más actuales. Una sátira que ridiculiza el color político y su eslogan repetido hasta la saciedad. Y lo hace a través de una escenografía minimalista, pero que engloba la esencia: cuatro sillones de despacho y cuatro banderas. También, podríamos decir, cuatro idiomas: el castellano, el valenciano, el inglés y, cómo no, esa parodia entre los tres idiomas que genera uno nuevo y ridículo. Todos elementos dramáticos que, por otra parte, servirán de juego escénico, a veces un tanto onírico, en el que se enmarca toda la representación. Un drama que trasciende a los protagonistas quienes, envueltos en mentiras, usan la política para evadirse de sus propios miedos.

Críticos con el ambiente político somos los espectadores que vemos, desde la comodidad de nuestras butacas, cómo otros toman las decisiones que pueden cambiar el curso de la historia. Qué fácil resulta todo desde ese lugar. Qué fácil ver cómo un agujero destruye ciudades, países, localidades que un día fueron nuestras.

El agujero, l’avenc, el abismo al que desgraciadamente estamos abocados trasciende al poder de tres personas que han hecho de la política su mundo. Porque, al final, ellos son tres peones más en una partida de ajedrez. Una partida que tendrá su principio y su final, pues no hay otra manera de estar en el juego. No importa si rompes las reglas, si las sigues a rajatabla o si, en algún momento, decides ser estratega con tu contrario. Al final, por mucho miedo que dé, por mucho dolor que cause, la partida llegará a su fin. Y no hay más.

Un texto muy bien trabajado de Dani Tormo; una dirección impecable de Anna Marí que, además, lleva el peso narrativo de la representación. Al trabajo actoral de ambos se suma el de Josep Valero y Panchi Vivó que hacen que este montaje cobre vida, que se sienta y se reconozca. Maravillosos los cuatro.

Gracias por mostrarnos los entresijos de la política, a veces nada fácil; a veces simplona, y otras mucho más compleja de lo que nosotros somos capaces de ver.

CRIT, una vez más, nos deja muy buen teatro.



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