Cuanta más gente se muere, más ganas de vivir tengo

Hace poco menos de cinco años, me acordé de su novela Fácil de matar. Por aquel entonces comenzaba yo a darle a las teclas. Sólo hay un comentario en aquel post que realicé en Instagram. Es de ella, de Maruja Torres. Y me daba las gracias. Hoy, justo cuando el reloj marcaba las 00:00, he terminado su "ganas de vivir". El título es más largo, pero me vale con este trozo.

Entré en su casa, en la de ahora y en las de antes; me he reído y he reflexionado. Me he apuntado un montón de pelis, unas cuantas series y otros tantos libros (los de Terenci Moix los tengo todos). He visto la vida de entonces con sus ojos, y la de ahora con los nuestros. Casi idénticos. La rabia y las risas conviven casi siempre. Y las ganas. Me he tomado algún vino con ella. Y sí, cuando me ha tocado marcharme y dejar el felpudo como lo encontré, he llorado. Por sus ganas y las mías. Por su rabia, que es la misma. Por la maleta a medio cerrar, y el neceser, por si no nos vienen mejor dadas. Hoy, si pudiera, te devolvería ese gracias. Por escribirnos, enseñarnos y abrazarnos.

Este libro no es una novela, es un diálogo a medias entre una mesa desconchada y un sofá desvencijado. Entre dos personas que no se conocen, pero se hablan.

Gracias por estas horas regaladas, Maruja.