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Almudena Grandes: "Me gusta mucho más leer"

Almudena Grandes es una de mis escritoras. Una de esas a las que siempre le compras los libros porque sabes que aciertas. Quizás decir que es la mejor escritora de lengua hispana, para algunas personas, sería excesivo; quizás para ellas, no para mí. Conocí a Almudena Grandes en la radio; después la leí. Su literatura es sencilla, directa (nunca plana, que es otra cosa muy diferente). Sus personajes están perfectamente trabados, enganchan, te quedas con ellos. Malena fue ese primer personaje que se quedó conmigo, después vinieron muchos más. De todos siempre permanecerá en mi memoria Raquel Fernández Perea, aquella hija (también nieta) de exiliados republicanos; aquella que aparecía en mi novela preferida, El corazón helado. Aunque tampoco olvidaré nunca a Lulú.

El prólogo a esta novela, además, es impagable. Un recorrido de la autora por la autora. Los motivos y los porqués de su profesión. Dice: "Empecé a escribir Las edades de Lulú en otoño de 1987. Tenía veintisiete años y, hasta donde podía recordar, siempre había querido ser escritora, aunque en aquella época, después de haber empezado varias decenas de novelas sin haber sido nunca capaz de acabar el segundo capítulo de ninguna, mi fe comenzaba a flaquear." Hay que leerlo hasta el final, porque conoceréis mejor a la autora; sus narraciones, su forma de entender el mundo. También impagable el prólogo a Modelos de mujer, pero este aborda un tema mucho más intimista, más personal, y lo dejo para otra ocasión (no me quedaré con las ganas, lo sé seguro, pero no es hoy el día).

Como os decía, sus personajes, sus historias, se quedan conmigo para siempre. Literal, porque tiene una estantería de mi biblioteca dedicada a ella. Hoy me he encontrado con una entrevista en la que abordaba un tema que suele salir entre la gente que escribe. La primera vez que lo escuché fue en una tertulia que ofrece Rosa Montero el primer sábado de cada mes a través de Facebook. Después me fijé en que era una pregunta recurrente que se suele hacer a los escritores. Dice Almudena Grandes que prefiere leer a escribir. Que la primera vez que se lo preguntaron tuvo dudas, pero que, pasado el tiempo, está segura de su respuesta. Convencida de que hay muchas más cosas en las que podría trabajar que la harían feliz (esperemos que esto no pase), pero nada sería comparable a la desgracia de no poder leer.

Creo que tiene toda la razón (Rosa Montero, más o menos, vino a decir lo mismo). No imagino mi vida sin un libro en las manos, sin poder vivir otras vidas, viajar a otros mundos, conocer otros pensamientos. Creo que una vida sin libros es una vida incompleta. ¿Qué os parece? Si os dieran a elegir… ¿con qué os quedáis?




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