La mañana se tiñe de rojo
sangre
cuerpos
inertes.
Yace el silencio
para que griten los muertos.
Os preguntaréis el porqué de este intento poético en la novela. Ya sabéis que me gusta dividir las historias en actos y en pequeñas escenas (que vienen a coincidir con los capítulos). Lo cierto es que al principio pensé establecer tres tiempos: antes de la guerra, la guerra, nunca acaba. Pero después me di cuenta de que la cronología no es tal. Como os dije en aquella cajita de preguntas, el centro de la novela transcurre entre junio de 1936 y junio de 1940, aunque no es el único periodo. Hay escenas de 1910, otras de 1968, algunas de la infancia de sus protagonistas que se remontan a 1900. No hay una cronología exacta. Siempre me gustó jugar con los tiempos y esta novela no podía ser menos. Eso que en literatura se llama analepsis y prolepsis. También hay elipsis.
Más allá de términos literarios, este juego temporal impedía unos actos teatrales delimitados. Así que busqué la forma de aunar los tiempos y lo hice a través de unas poesías (como les digo a mis amigos poetas, aquí termina mi intrusismo). Cuatro intentos poéticos que resumen el contenido de cada parte, y que juegan con tres colores, el negro, el rojo y el blanco.
Espero que disfrutéis, tanto como lo hice yo, de este puzle temporal, de ese juego de espacios y tiempos en el que se enmarca esta novela.
¡En unos días, Negra y Oscura en vuestra librería!
Y si te apetece conocer la sinopsis, sólo tienes que seguir leyendo...
«En una casa heredada de los abuelos, vive la familia Martí Llorens. Un padre carlista y una madre republicana. Su ideología, hasta ese momento casi imperceptible, los convierte en enemigos un verano de 1936.
Luis, el primogénito, siempre trabajó en el campo. Pero en julio de 1936 abandona su profesión para alistarse en el ejército republicano como voluntario. Tres meses habían pasado desde que se casara con Dolores, una joven que aprendió a ser feminista escuchando la radio. A veces, también, oyendo las conversaciones de su vecina Ramona, afiliada a las Juventudes Socialistas Unificadas.
Santiago Fortea Iranzo es hijo y nieto de anarquistas. Aprendió de luchas desde pequeño y parece que se le quedaron grabadas. Afiliado a la CNT, igual que su hermano Felipe y su cuñada Loreto, pronto empuñará fusil.
Negra y oscura es una novela de historias que cambian el ritmo de una vida. La de sus protagonistas, y la de aquellos que, sin quererlo, compartieron un tiempo de guerra».