Decía Ana María Matute: "Escribir para mí no es una profesión, ni siquiera una vocación. Es una manera de estar en el mundo, de ser, no se puede hacer otra cosa. Se es escritor. Bueno o malo, ya es otra cuestión".
Qué acertadas sus palabras, sus sentimientos. Cuando me siento a escribir tengo esa sensación, no estoy trabajando, pero no sé hacer otra cosa; no sé expresar mi mundo si no es con palabras, con imágenes que juegan en mi cabeza. Ese es el motivo también por el que destruyo tanto de lo que escribo, porque a veces, una se deja arrastrar por la "profesión" y aunque las palabras salen, las frases suenan, el párrafo baila, no soy yo. Y ahí, cuando consigo sincerarme, encontrarme, juego a ser escritora.
En el último encuentro que hice para hablar de escritura, también de mis novelas, me preguntaron cómo sería la siguiente, de qué trataría y cuándo vería la luz. No lo sé, contesté, he estado mucho tiempo escribiendo algo que no me interesaba y ahora que por fin me he dado cuenta de qué es lo que quiero hacer, no tengo plazo. El tema por fin está claro y rezuma pensamientos que tengo dentro, miedos, soledades, hechos pasados y quimeras sobre futuro. Hablaré de lo de siempre, de personas y sus mundos. ¿Y el estilo?, me insistieron. De momento, como siempre, rebelde, rompiendo reglas. Intentando organizar el caos, que es mi mundo.
Si al final es bueno o malo, ya es otra cuestión...
Comments