Hoy quiero contaros esta historia, porque de alguna manera también es un poco de mi querida Almudena Grandes, de su escritura y su buen hacer.
La semana pasada me invitaron a dar una charla. Varios grupos de secundaria habían leído Cuando la vida te alcance y el encuentro servía para que conversáramos sobre la novela. Así fue en tres de las clases. Me preguntaban cuestiones sobre las que yo misma me interrogaba mientras escribía. Me gustó ese diálogo con jóvenes, sus problemas, su forma de entender el mundo visto a través de Helena Sabater. Las decisiones que tomaba, las que tomaban otros personajes eran analizadas con minuciosidad. Hubo momentos en los que necesité tomar aire para empaparme bien de lo que me decían.
Pero uno de los grupos, más allá de esa curiosidad por la novela y la forma de narrarla, quería saber del oficio. Estuvimos hablando casi una hora. Me preguntaban por temas que todavía hoy no tengo resueltos. ¿Qué harías si no fueras escritora? ¿Por qué escribes? También otras sencillas, ¿dónde buscas inspiración? ¿Te gusta escribir? ¿Cuántas horas le dedicas? Pero de entre todas estas cuestiones, una; una sobre la que he reflexionado largo y tendido.
¿Qué es para ti ser una buena escritora? Me eché a reír. Y les dije, lo he pensado mucho, y muchas veces, y quizá me equivoque, pero esto es lo que yo entiendo por ser una buena escritora. Y no lo soy, si es lo que me preguntas de forma implícita.
Supongo que no esperaban que les contestara así, porque también rieron, aunque de forma tímida. Después, les confesé: ser una buena escritora es ser como Almudena Grandes, alguien que después de treinta años sigue haciendo literatura; alguien que se supera (o al menos lo intenta) con cada novela; alguien que sigue teniendo historias que contar. Por tanto, todavía no soy una buena escritora.
Si dentro de veinte años nos volvemos a encontrar en una charla como esta, y soy yo quien presenta el libro y vosotros los que seguís leyéndome porque merece la pena hacerlo, entonces, y solo entonces, habré logrado ser una buena escritora. Mientras, soy una persona que tiene unas cuantas historias que contar. Que os gustarán más o menos, que estarán bien o mal construidas, pero únicamente eso. Nada más. Así que, de verdad espero (ya iba acabando mi reflexión) que dentro de veinte años nos encontremos en algún lugar cualquiera, a mí me queden historias que contar, y a vosotros ganas de leerlas.
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