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Lee. Un imperativo seductor

  • Foto del escritor: Roseta
    Roseta
  • 28 mar 2020
  • 1 Min. de lectura

Lee. Imperativo. No me gustan los imperativos. Este sí. En estos días de calma (confinamiento es una palabra que tampoco me gusta, implica demasiados términos subordinados que, creo, estamos lejos de practicar) hay pocas cosas que nos permitan viajar, distraernos, hacernos libres.

Leer implica conocer mundos a los que nunca podremos acceder, supone jugar en esos lugares que, tal vez, nunca existan; intuye historias que pudieron ser reales, o no, pero que nosotros aceptamos como ciertas.

Leer es lo que nos permite evadirnos de una realidad. Siempre. No es necesario ese momento de calma para sentarnos en un sillón, tumbarnos en una cama, y dejarnos llevar. Es posible que, en algunos momentos de nuestra vida, tengamos más tiempo que en otros; tiempo que nos permite devorar esos libros que un día compramos y dejamos en una estantería. Aprovechemos esos instantes para disfrutar, para vivir aventuras, para sentir alegría, dolor, tristeza. Para emocionarnos. Dejemos que las letras invadan nuestro cuerpo, que se agolpen en nuestra memoria.

Quizá, con los años, no recuerdes casi ninguno de los libros que leíste. Tal vez el título, algo de su argumento. Pero lo que sí recordaras es esa sensación que tuviste al cogerlo entre tus manos y dejarte sumergir por sus palabras. Disfruta de esa emoción; que es, al final, con lo que vivimos todos.

Leer te llena de emociones. Lee. Un imperativo seductor.


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